Evidentemente la respuesta es sí, las depuradoras tienen, como todos los servicios asociados a la actividad humana, una huella de carbono asociada, pero ¿por qué es importante conocer la huella de carbono de una depuradora?.
Las estaciones depuradoras de aguas residuales, más conocidas por las siglas EDARs, han evolucionado tecnológicamente de manera exponencial en el último siglo, pasando de ser un mero servicio que se encargaba de "alejar" los olores y posibilidad de enfermedades a ser una tecnología imprescindible en ciudades y fundamental para la conservación de nuestros ecosistemas.

Por tanto, al tratarse de un proceso basado en la salud ambiental y la conservación del medio ambiente, tiene sentido que sea además un servicio que se preocupe por los impactos generados a lo largo de dicho proceso.
Una depuradora, a través de su tratamiento biológico produce emisiones directas de gases de efecto invernadero como metano u óxidos de nitrógeno. Estos gases se producen al eliminar ciertos componentes del agua residual. Pero, estas emisiones no son el único impacto que genera una EDAR sobre el cambio climático.
El tratamiento de aguas residuales tiene asociadas una gran cantidad de emisiones de efecto invernadero que son emitidas de manera indirecta:

Es decir, siendo la depuración de aguas residuales una tecnología enfocada a la protección del medio ambiente, las EDARs deben realizar un esfuerzo por ofrecer un servicio sostenible en todos sus aspectos, sobre todo en cuanto a su impacto sobre el cambio climático, un problema prioritario y global para nuestra sociedad.
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