La Huella de carbono se define como la cantidad de emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero de un producto o servicio a lo largo de su ciclo de vida. También se define como: Potencial de Impacto de Calentamiento Global.
Se mide en emisiones de CO2 equivalentes (es decir, cuántas emisiones de CO2 se necesitan para generar el mismo impacto de calentamiento global, por ejemplo: 1 kg de metano produce 25 kg de CO2 equivalente).
¿Y de qué sirve la Huella de Carbono para las empresas?
Marketing: una empresa que cuantifica sus emisiones para posteriormente reducirlas, está demostrando a sus clientes que se preocupa por la sostenibilidad y por el impacto de sus productos en el medio ambiente. Además muestra una imagen de transparencia, pues una empresa que realiza el cálculo de la huella de carbono de su producto, demuestra que no tiene nada que esconder y que no tiene miedo de revelar el origen de sus materias primas.
Ahorro de costes: una empresa que realiza el cálculo de la huella de carbono conoce al detalle el proceso de producción, lo que le permite identificar aquellas etapas del proceso dónde las emisiones y consumo energético son mayores, lo que le permite saber donde focalizar sus esfuerzos para reducir costes energéticos y monetarios.
Apertura de mercados: Cada vez son más las empresas que exigen que sus proveedores de materias o servicios cumplan requisitos de sostenibilidad ambiental. Por ejemplo, ya es común que las empresas cuenten con Sistemas de gestión ambiental para trabajar con la administración pública u otras empresas muy grandes y que enfocan su marketing en lo "verde", obligan a sus proveedores a tener ciertas ecoetiquetas.
Diferenciación del producto frente a la competencia: las empresas que cuantifican la huella de carbono de sus productos consiguen hacer que sus productos se diferencien de la competencia. La cuantificación es el primer paso para alcanzar el "cero emisiones de dióxido de carbono" que ha hecho famoso a productos como el queso de Garcia Baquero.
Adelantarse a la normativa: el protocolo de Kioto y el comercio de emisiones son sólo dos ejemplos de políticas internacionales sobre los gases de efecto invernadero. La normativa ambiental cada vez es más exigente, ejemplo de ello es el cambio del registro EPER al registro PRTR que incluyó por ejemplo a las depuradoras entre las instalaciones que debían notificar sus emisiones contaminantes anuales al Estado.
Sea por la razón que sea, cada vez son más las empresas que incluyen la Huella de Carbono en sus estrategias, pues además se trata de uno de los indicadores ambientales más extendidos y aceptados por la población.
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Imágen: vidamasverde |
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